El legado artístico de Jacinto García Rodríguez destaca por la pasión y dedicación que imprime en cada una de sus obras, las cuales están profundamente entrelazadas con relatos históricos. Un claro ejemplo de su maestría es su famosa serie Boabdil, donde Granada, cuna de grandes reyes nazaríes, se convierte en fuente de inspiración. En especial, el rey Boabdil es retratado y narrado con una intensidad que refleja el profundo respeto del pintor por este personaje histórico.
Las exposiciones de García Rodríguez gozan de una gran aceptación y convocatoria, atrayendo a un público interesado tanto en la riqueza visual de sus lienzos como en el valor narrativo que acompaña a cada una de sus piezas. Además de la serie Boabdil, el artista ha creado una notable colección de obras sacras que han sido admiradas en distintas galerías.
El amor de García Rodríguez por las culturas árabes se manifiesta con especial fuerza en su obra, en la que logra capturar la grandeza de esos pueblos y sus gentes. Su serie Boabdil ha recorrido diversos espacios emblemáticos de Granada y sus alrededores, recibiendo elogios por su exquisita dedicación.
Próximamente, el artista presentará una nueva exposición de esta serie en Alhama de Granada, donde se espera otro éxito rotundo. No solo su arte es testimonio de su pasión por el patrimonio histórico, sino también sus acciones: en su día adquirió el Torreón de Cotilla, un edificio con un pasado árabe en Los Ogíjares, Granada. Este espacio histórico se convirtió en un lugar donde artistas y amigos exponían sus obras, aportando un nuevo valor cultural a la comunidad.
Hoy, este icónico lugar ha pasado a nuevas manos, pero seguirá siendo un punto de encuentro para grandes eventos artísticos. La obra de Jacinto García Rodríguez merece ser reconocida como un pilar de la pintura histórica y orientalista, y su pasión por el patrimonio cultural de Granada queda grabada en cada uno de sus trazos.