Existen personas guiadas por la mente, movidas por un fuerte sentido de justicia, y otras guiadas por el alma, impulsadas por emociones y sentimientos. Las primeras accionan según una ética que han construido, basadas en normas morales elegidas, donde el concepto de lo justo se erige como una creación mental, una percepción que no existe en la naturaleza, sino en el pensamiento humano. La queja o el reclamo surgen de una percepción de injusticia, de lo que debería ser y no es, una clasificación que se opone a la realidad del ser. Así, el sentido de justicia se forma a partir de experiencias pasadas y comparaciones con el entorno, manifestándose siempre donde rechazamos la realidad.
Por otro lado, quienes son guiados por el alma buscan emociones placenteras, a menudo perdiendo de vista los criterios de justicia. Estas personas actúan de manera espontánea e instintiva, persiguiendo el placer sin considerar las normas que regulan el comportamiento. En ambos casos, el ego se muestra débil, incapaz de equilibrar la mente y las emociones, de comprender los efectos de sus actos en los demás y de ejercer la empatía necesaria.
En la escritura, esta dualidad se refleja en el predominio de la forma o el movimiento. El predominio de uno sobre el otro indica una debilidad en su opuesto, revelando, en última instancia, la debilidad del ego, que no logra equilibrar el arte de la expresión con la profundidad emocional.
Grafoterapia: La Escritura como Herramienta de Autoconocimiento y Cambio
La grafoterapia, conocida también como escritura terapéutica, es una práctica que busca conectar a las personas con su yo interno a través de la escritura. Más allá de una simple técnica de corrección caligráfica, la grafoterapia se enfoca en el autoconocimiento, permitiendo a los individuos reconocer y aceptar su propia naturaleza. Este proceso no se trata simplemente de modificar la escritura para generar un cambio de comportamiento, ni de confiar ciegamente en un efecto placebo. En su esencia, la grafoterapia se basa en la intención consciente del sujeto de reconocerse a sí mismo y actuar en consecuencia.
El verdadero poder de esta terapia radica en hacer visible lo invisible: traer a la luz comportamientos y patrones inconscientes que, una vez reconocidos, permiten la posibilidad de un cambio profundo y duradero. La grafoterapia no busca imponer un modelo ideal de escritura, sino liberar la expresión gráfica de las capas protectoras que el individuo ha desarrollado a lo largo de su vida. Al hacerlo, se fortalece un yo más genuino y consciente, capaz de expresar emociones verdaderas y superar las limitaciones impuestas por experiencias pasadas.
El objetivo de la grafoterapia es identificar los impulsos fundamentales del alma o espíritu de la persona y, a partir de allí, desarrollar un equilibrio natural que permita al individuo encontrar armonía y paz interior. Es un camino hacia un yo fortalecido y equilibrado, donde la escritura se convierte en una herramienta poderosa para el cambio y la autorrealización.
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Santiago Aranco
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